Cuando Prometeo robó el fuego que portaba el dios Sol, Zeus se enfado mucho y ordenó a los dioses crear una mujer capaz de conquistar a cualquier hombre. Hefesto la fabricó con arcilla y le dió formas sugerentes, Atenea la vistió elegante y Hermes le concedió facilidad para conquistar y manipular. Entonces Zeus le dio la vida vida y la envió a casa de Prometeo.
Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenía todos los males capaces de contaminar el mundo de desgracias y también todos los bienes. Uno de los bienes era la Esperanza, consuelo del que sufre, que también permanecía encerrada en aquella caja. Y es que, por aquel entonces, cuentan que la vida humana no conocía enfermedades, locuras, vicios o pobreza, aunque tampoco nobles sentimientos.
Pandora, víctima de su curiosidad, abrió un aciago día la caja y todos los males se escaparon por el mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Cuentan que los bienes subieron al mismo Olimpo y allí quedaron junto a los dioses. Asustada, la muchacha cerró la caja de golpe quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar precisamente los males que acosan al hombre.
Apresuradamente corrió Pandora hacia los hombres a consolarlos, hablándoles de la Esperanza, a la que siempre podrían acudir pues estaba a buen recaudo.
Este es el conocido como Mito de la caja de Pandora, que forma parte de la mitología griega.
La información procede de http://sobreleyendas.com/2008/01/13/el-mito-de-la-caja-de-pandora/
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